El Colegio San Agustín fue fundado en el año 1950 por la Orden de San Agustín en respuesta a la creciente necesidad de educación católica en la región. La orden, siguiendo la tradición agustiniana de dedicarse a la educación y la formación espiritual, decidió establecer este colegio para servir a la comunidad local.
Los fundadores del colegio fueron miembros comprometidos de la Orden de San Agustín, inspirados por la filosofía educativa de su fundador, San Agustín de Hipona. Su visión era proporcionar una educación integral que no solo se centrara en el conocimiento académico, sino también en el desarrollo espiritual y moral de los estudiantes.
A lo largo de los años, el Colegio San Agustín experimentó un crecimiento significativo. Se ampliaron las instalaciones, se introdujeron nuevos programas académicos y se incorporaron tecnologías modernas sin perder de vista la esencia de la educación agustiniana. El colegio se convirtió en un referente en la región, atrayendo a estudiantes no solo por su excelencia académica, sino también por su compromiso con los valores cristianos.
El colegio seguía de cerca los principios de la Orden de San Agustín, centrados en la búsqueda de la verdad, la promoción de la justicia y la formación de una comunidad basada en el amor y la caridad. Los estudiantes participaban activamente en actividades religiosas, servicio comunitario y eventos que fomentaban el desarrollo espiritual.
A lo largo de los años, el colegio enfrentó diversos desafíos, como cambios en la sociedad y la educación, pero siempre supo adaptarse manteniendo su identidad agustiniana. La comunidad educativa se unió en momentos difíciles, fortaleciendo aún más los lazos entre estudiantes, profesores y padres.
El Colegio San Agustín se convirtió en un pilar fundamental en la comunidad local. No solo contribuyó al desarrollo académico de sus estudiantes, sino que también dejó una marca indeleble en la formación de ciudadanos comprometidos con los valores cristianos y la justicia social.
En la actualidad, el Colegio San Agustín sigue sirviendo a la comunidad con la misma dedicación y compromiso que en sus primeros días. Ha adoptado métodos educativos modernos sin perder de vista sus raíces agustinianas, y continúa siendo un faro de educación y espiritualidad en la región.